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lunes, 7 de enero de 2008

¿Qué hay detrás de la muerte?

¿Qué hay después de la muerte?, ¿existe el alma?, ¿trascendemos acaso?, ¿hacia dónde?
Esas son las grandes preguntas con millardos de respuestas y sin respuesta definitiva, las preguntas que hicieron surgir la filosofía, con todas las artes y todas las ciencias.
¿Qué hay más allá de la vida?, ¿quiénes somos?, ¿qué hacemos aquí?
Yo personalmente sostengo al menos tres hipótesis, o posibilidades, pero dudo mucho que alguien pueda probar sin lugar a dudas qué sucede después de la muerte.
Mi primera hipótesis es que salimos de este universo hacia otro, a través de algún agujero negro, en espíritu, o tal vez tan sólo quedamos en éste universo pero en la única dimensión real, la onceava, la súper gravedad (para entender de lo que hablo van a tener que preguntarle a un físico, porque no sé bien cómo explicarlo).
El universo tiene al menos 11 dimensiones demostradas matemáticamente, aunque se sospecha que tiene una veintena, nosotros solo percibimos tres dimensiones, y la cuarta dimensión -el tiempo- la percibimos distorsionada, ya que la linealidad del tiempo es una ilusión.
Quién sea capaz de observar el Universo (y a nosotros mismos) en todas sus dimensiones, tendrá respuestas a las grandes preguntas.
Y esto me lleva a la segunda hipótesis, nacimiento y muerte no serían principio y fin sino las dos fronteras de una vida que ya es eterna, y que vemos de manera lineal para no sucumbir al caos calidoscópico que significa la multidimensionalidad del tiempo, en la coexistencia de presente pasado y futuro en el mismo instante, infinito y eterno.
De manera que según esta hipótesis, al morir lo único que hacemos es volver a nacer del vientre de nuestra madre actual, en el mismo año en que hemos nacido y repetir la misma vida, una y otra vez, con la posibilidad de cambiar lo que hemos hecho mal.
Esta hipótesis me resulta atractiva, sobre todo porque resuelve la paradoja de tener libre albedrío, a pesar de que todo está escrito, que a tantos estudiosos bíblicos los ha puesto a debatir, dándoles dolores de cabeza.
Mi tercera hipótesis es la reencarnación, y sobre ella no voy a comentar, pues ya ha sido suficientemente trillada.
Lo único que voy a decir es que la reencarnación no tiene porqué chocar con la religión cristiana, desde que la reencarnación sería el paso del alma de un cuerpo de carne a otro cuerpo de carne, mientras la resurrección sería el paso del alma de un cuerpo de carne a un cuerpo glorioso (sea lo que sea que eso signifique), como el que tenía Cristo al resucitar.
En última instancia, no puedo negar la posibilidad de que todas nuestras creencias sean falacias, y después de la muerte no haya absolutamente nada.
Mi experiencia personal me dice que esto último no es así, pero desde que toda experiencia personal es subjetiva (y nunca objetiva), entonces esa posibilidad queda en el tapete.