Cierta vez un hombre se encontró con un genio, que pero tenía la autoestima enterrada a seis metros bajo tierra.
Se le acercó y le preguntó:
-¿Es usted el señor Fulano?
-si, lo soy- respondió tímidamente.
-La gente dice que es usted un genio, ¿es verdad?
-Para nada amigo mío, soy solo un simple mortal.
Se le acercó y le preguntó:
-¿Es usted el señor Fulano?
-si, lo soy- respondió tímidamente.
-La gente dice que es usted un genio, ¿es verdad?
-Para nada amigo mío, soy solo un simple mortal.
El hombre continuó su camino, y andando se encontró con otro sabio, al cual también se le acercó, y le preguntó:
-¿Es usted el señor Zutano?
- ¡Si lo soy!- respondió ensoberbiado.
-La gente pregona que usted es un genio; ¿es verdad?
-¿Cómo osa preguntarlo?, pues claro que lo soy, ¿qué se ha creído usted?
-¿Es usted el señor Zutano?
- ¡Si lo soy!- respondió ensoberbiado.
-La gente pregona que usted es un genio; ¿es verdad?
-¿Cómo osa preguntarlo?, pues claro que lo soy, ¿qué se ha creído usted?
El hombre siguió su camino y se encontró con un tercer erudito, a quién también le preguntó:
-¿Es usted el señor Mengano?
El hombre, serenamente y sin inmutarse contestó:
-Si, lo soy.
-La gente dice que usted es un genio, ¿es cierto eso?
-¿Y no lo somos todos?, respondió, y continuó:
-¿Es usted el señor Mengano?
El hombre, serenamente y sin inmutarse contestó:
-Si, lo soy.
-La gente dice que usted es un genio, ¿es cierto eso?
-¿Y no lo somos todos?, respondió, y continuó:
-Amigo mío, usted puede tener en su casa el mejor sistema de iluminación del entero universo, el más sofisticado, el más caro, el más elegante.
Y si no hay nadie que pase el interruptor, permanecerá a oscuras, todos tenemos un cerebro que es la máquina más compleja del universa, pero para que se encienda la bombilla del EUREKA, es necesario pasar el interruptor.
Y si no hay nadie que pase el interruptor, permanecerá a oscuras, todos tenemos un cerebro que es la máquina más compleja del universa, pero para que se encienda la bombilla del EUREKA, es necesario pasar el interruptor.
Y éste, no es otra cosa que el saber y creer que todo ser humano es un genio en potencia, pues la genialidad es una característica inherente a la humanidad toda.
El problema es que el grueso de la población o no sabe que es genial o no se lo cree, mientras que; entre los pocos que lo sabemos, hay una minoría tan soberbia que no permiten que se desvele el secreto, de que todos, sin excepción somos genios en potencia.
El problema es que el grueso de la población o no sabe que es genial o no se lo cree, mientras que; entre los pocos que lo sabemos, hay una minoría tan soberbia que no permiten que se desvele el secreto, de que todos, sin excepción somos genios en potencia.
Y el hombre desde ese día decidió desarrollar todas sus potencialidades, a pesar del mundo.
(Felipe Antonio Santorelli)