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domingo, 24 de mayo de 2020

Libre albedrío

Nadie escoge el cuerpo con el que nace ni la familia que lo recibe. Nadie escoge su entorno infantil, todos estos eventos están dados por circunstancias ajenas a nuestra voluntad. Y así comienza la falacia del libre albedrío.

Es muy cierto que el hombre ha de elegir toda su vida, vivir es, en cierto modo, escoger. Pero sucede que para la mayor parte de la población mundial, esas elecciones necesarias no son libres. Son más bien elecciones entre la espada y la pared, elecciones entre freírme dentro de la sartén o saltar directamente al fuego.
Es la elección del murciélago sin alas, o sea, quedarse guindado o dejarse caer. Si tuviera que escoger entre un trabajo esclavizante o morir de hambre y ver morir de hambre a mi familia, claro que escogería el trabajo esclavista, pero esa no es una elección libre, sino obligada. Así, sólo gozan de libre albedrío los millonarios, ¿y qué hacen con su libertad de elección? Muchos la desperdician...