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miércoles, 8 de junio de 2011

Cadenas



Odié a mi padre hasta que visité su pueblo natal y descubrí así la infancia que le tocó vivir, después de eso mi odio trastocó en admiración (vaya que si tenía el cuero duro mi viejito). Entonces la agarré con mis abuelos, pero me dio por averiguarle la infancia también a ellos y entendí que todo es una cadena, y que no somos más que eslabones que repetimos comportamientos pues no conocemos otra vía; espero haber roto la cadena con mis hijos. Y si así no fuera, si yo también fui un mal padre; lo único que quiero de ellos es que se compren un montón de libros de psicología infantil para que tengan las herramientas que les permitan romper ellos la bendita cadena, para con mis nietos, amén que así sea