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miércoles, 12 de febrero de 2020

Doña Correa

Cuando yo era niño, todas las casas en que habían niños como yo, eran gobernadas por la cruel Doña Correa, quien siempre, siempre, estaba acompañada por su fiel sirvienta, la señora Hebilla. 

Es así como comienza esta historia, una historia como tantas, sin dragones ni caballeros, pero sí con malvadas brujas y terribles ogros. 

La historia de infancias marcadas por síndromes postraumáticos, por pieles curtidas y llantos y gritos sin fin. 

Tu historia tal vez, la mía, la nuestra… 

Gracias a Dios hoy existe la línea azul, pero no en todas partes. 

Por eso, la historia se repite cotidiana en gran parte del orbe terrestre.