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sábado, 23 de octubre de 2010

La Matica

El salón es de lo más suntuoso, con muchas mesas cubiertas de manteles finos, con botellas de todos los colores, de todos los tamaños y de todos los sabores.
Estamos en una convención poética, esperando la premiación de un tal Fulano; el nombre no importa porque los nombres y apellidos no son más que etiquetas.
Somos campos de energía embotellados, etiquetados y puestos en sendas vitrinas para su exposición y venta, mi etiqueta dice “espumante y efervescente” casi me etiquetaban Volcán.

Estamos sentados varios versificadores alrededor de una de las mesas, Josefina a mi lado hablándome de sus problemas, letanías y cuitas mientras yo tengo la mirada como extraviada, ida, más bien teledirigida…hacia una planta en un rincón sombrío del salón. Bella la mata, casi como una diva en traje de gala, pero una diva entristecida, cabizbaja y de mirada lacrimosa y lacerada, sus hijas plegadas hacia el suelo, son verdi-amarillas; más amarillentas que verdes y Josefina sigue charlando mientras de sottofondo y como si estuvieran a kilómetros de distancia, se oyen las tertulias de los demás poetas, lanzando versos al aire entre trago y trago como si fueran bombones de chocolate rellenos con Brandy (cosecha 18 años) o deliciosas y embriagantes guindas.
Y de golpe tomo la jarra de agua que está sobre la mesa, me levanto de mi estremecida y asustada silla y camino, jarra en mano hasta la maceta, donde vierto todo el contenido de la jarra.
Luego me inclino hacia la matica, acaricio su hoja más marchita y con ternura le susurro –Sobrevive, no te dejes-.
Hecho esto vuelvo la mirada hacia mi mesa y veo a Josefina con los ojos desorbitados por la sorpresa que le causó mi arranque emocional, así que decido volver a la mesa antes de que mi amiga piense lo indudable, que me he vuelto loco.

Un mesonero se acerca a la mesa y me pregunta:
-¿Y usted es…?- Evidentemente él también piensa que perdí el juicio
-¡Mucho gusto!- le digo; con una sonrisota que saqué de debajo de mi mágica manga y puse en mi rostro en un violento movimiento histriónico y prestidigitador -¡Don Nadie, para servirle!
-¿Con que Don Nadie?
-Déjelo señor, él está conmigo-asegura Josefina temiendo lo peor.
-Ah bueno, si es así, y dígame, porqué le echó agua a la planta
-Pues porque tenía sed -repongo-
-Está muy amarillenta, no sé qué hacer con ella.
-Todo lo que necesita es luz, si la saca al sol se repondrá, si no lo hace morirá antes de tres meses.
-¿Usted cree?
-No lo creo...¡Lo sé! me dijo que agoniza
-Le dijo ¿dice?
Y sonriéndole me inclino para sentarme...
El mesonero deja sus vasos sobre mi mesa, va hasta la planta, agarra la maceta con ambas manos y se la lleva afuera...por si acaso.


Me siento y le digo a Josefina:
-Respecto al tipo este que trató de descalificarte…
-¡Tonino, creí que estabas concentrado en la planta!
-Lo estaba, le digo sereno y calmado, pero también te escuchaba
-¿Cómo es eso posible?
-Es que somos multidimensionales
-¿Somos…?
-¡Somos!, si tienes el mejor sistema eléctrico del mundo pero no lo sabes nunca pasarás el interruptor, por tanto permanecerás a oscuras; del mismo modo, aunque tengas un auto último modelo, si crees que es una carreta y estás esperando que alguien te traiga un caballo para que la mueva…bueno eres más inteligente que yo, sé que captaste el mensaje
-Soy multidimensional, pero si no lo sé o; aún sabiéndolo, no me lo creo de nada me sirve serlo.
-El poder de la FE
 ¿viste?